Los descubrimientos arqueológicos que se están realizando en Guarrazar, mediante las excavaciones de los últimos cuatro años, están generando una gran cantidad de conocimientos sobre el origen y los tipos de ocupación humana que se produjeron en este lugar desde la prehistoria hasta la Edad Media.De todas estas épocas, el período más sobresaliente fue el que se desarrolló durante el reino visigodo de Toledo, entre los siglos VI y VIII, pues, según los restos arqueológicos que se están descubriendo en las excavaciones, parece tratarse de un importante santuario que sería frecuentado por los reyes visigodos.
A pesar de la importancia que parece haber tenido este lugar en la antigüedad, no se conoce ningún documento en el que se le mencione. De ahí que sea la arqueología la encargada de desvelar aspectos como las construcciones, las formas de vida de las gentes que las habitaron y muchos de los acontecimientos que se sucedieron en ese lugar.
Desde el descubrimiento del famoso tesoro, en 1858, Guarrazar ha carecido de cualquier tipo de investigación hasta el siglo XXI, aunque se sabe que a lo largo del siglo y medio transcurrido desde el hallazgo del tesoro han sido innumerables las visitas de curiosos y aficionados que han pasado por este yacimiento. Y también es sabido que muchos de esos visitantes recogían vestigios correspondientes a vasijas de cerámicas y piedras con decoraciones, por no hablar de la gran cantidad de monedas y objetos metálicos que, en los últimos decenios del siglo XX y los primeros años del siglo XXI, se han estado llevando los buscadores de tesoros que, de manera furtiva e ilegal, empleaban detectores de metales.
Sin duda alguna, la importancia arqueológica de las piezas que existen en un yacimiento arqueológico se la proporciona el contexto en el que se encuentran y es, por eso, por lo que las descubiertas durante las excavaciones son a las que mayor valor histórico arqueológico se concede. No por ello resultan menospreciables los restos que se descubren en las capas superficiales del terreno, puesto que, como mínimo, aportan un conocimiento de su pertenencia a ese lugar. En el caso de las monedas, pueden aportar datos cronológicos acerca de un período del que no se tuviera conocimiento en el yacimiento.
Afortunadamente, cada vez es mayor el número de ciudadanos que, conscientes de la importancia de que el patrimonio arqueológico pueda ser estudiado y divulgado, hacen donaciones de piezas arqueológicas que, como aficionados, habían recogido en alguna de las visitas a yacimientos. Y Guarrazar es uno de esos yacimientos que están teniendo la fortuna de recibir donaciones de piezas. Recientemente, han sido donados, por D. Antonio Velasco, dos pequeños fragmentos de relieves visigodos con decoración vegetal (fotos adjuntas) que habían sido encontrados, a principios de los años ochenta del siglo XX, en los terrenos de las antiguas huertas de Guarrazar.
Además del agradecimiento por la donación en sí y por el ejemplo que como donante aporta D. Antonio Velasco, también se le agradece la información del lugar concreto en que las halló, pues fue donde José Amador de los Ríos excavó, en 1859, la capilla funeraria del presbítero Crispín, junto al cementerio donde había estado oculto el tesoro. Sin duda,una importante aportación para la investigación arqueológica de este lugar del yacimiento que había permanecido abandonado y olvidado desde mediados del siglo XIX.